El primer paso será analizar el espacio, dónde da el sol, los lugares de sombra, si hay mobiliario en qué condiciones está, las posibilidades de riego, desagües, si hay piscina, estanques o fuentes. En cuanto al mobiliario, debe ser funcional sin perder lo estético, pensar en un juego de sillas y mesas de apoyo, de materiales resistentes a la intemperie sobre todo para afrontar los rayos ultravioletas y las precipitaciones de verano.
Es importante a la hora de elegir qué plantas instalar, el asesoramiento de un vivero para conocer las flores y vegetación de primavera y verano. Hay que tener en cuenta siempre cuáles son de sol y cuáles de sombra. Incluso se puede mezclar flor de temporada con algunos arbustos, que también pueden tener una flor bonita y que duran año tras año. Las flores de temporada de sombra, como la alegría o la begonia se pueden combinar, por ejemplo, con hortensias, que necesitan estar con pocas horas de luz en la mañana.
Es importante en verano respetar las horas de riego, a la mañana temprano o después de las 18 horas. También hay que tener en cuenta la distribución, primero para que al florecer la combinación de colores aporte su cuota estética y segundo para evitar que las plantas que suelen atraer insectos no contaminen a las vecinas. Las macetas si son de barro mejor, y trasladarlas a la sombra si el sol está muy fuerte. Un secreto de jardinería que da muy buenos resultados es colocar piedras en la maceta o alrededor del tronco para conservar la humedad de la tierra. Las plantas delicadas que estén en macetas pueden conservar la humedad con agua bajo la base de la maceta previamente perforada.
Con la llegada de los días soleados el jardín comienza a tomar protagonismo.